El auto salió del estacionamiento del hospital. Un segundo después un guardia corría para alcanzarlo con la olvidada mochila en la mano, la niña la echara de menos, pensó. La mujer lo vio por el espejo retrovisor, maldijo y pisó el acelerador. Un minuto después el policía se convertía en héroe y la única victima de la explosión.
1 comentario:
Se extrañas sus escritos.
Hay que darse un tiempo...
Beso amarillo!
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