miércoles, 10 de septiembre de 2008

Requiem por el Negrito

Vi la noticia por la tarde poco después de comer, el reportero hablaba como sí se tratara de algo que pasa todos los días, algo sin mayor importancia, una noticia cuya única función era llenar huecos informativos que se producen todos los días por la acción de los censores televisivos. Pocos minutos después sonó el celular, "¿ya supiste?" dijo la voz de un amigo, claro que sabía pero esperaba que se tratara de otra cosa, "¿que?" pregunté y mi voz me pareció ridícula, como si tratara de esconder algo enorme, él no lo notó. "Se quemó el negrito" dijo con tristeza.
El negrito era un centro botanero donde bebí muchas cervezas con buenos amigos, donde mi novia y yo dejábamos los caldos de panza y la mojarras fritas tenían dos cabezas, donde una vez nos sacaron a empujones por míseros 5 pesos, en fin un lugar de esos que vas llenando de recuerdos.
Al otro día aun sacaban las cenizas del lugar, que diferente se veía sin la rockola, las mesas y los meseros peleando entre sí por los clientes o metiendo a escondidas a los muchachos de prepa. Permanecí un momento contemplando las ventanas rotas y las paredes negras, con la esperanza, tal vez infundada, de que pronto pudiera asistir a la reapertura y que ese día la chela estuviera al dos por uno

domingo, 7 de septiembre de 2008

Sol y Circo

Hay muchas cosas que me sacan de quicio, que me molestan y me desconciertan, una de ellas, sucedio hace unos días en esta ciudad de los contrastes, la exhibición animales en las calles por parte de los circos. Largas caravanas de jaguares, panteras, tigres y simios enjaulados, que en el momento en que se detienen, un montón de curiosos de se acerca a mirar. Por un momento recordé lo que he sentido al estar en un micro atorado en el tráfico a las tres de la tarde, con el sol pegándome en la cara, el ruido de los cláxones casi ensordecedor, algo tan característico de Puebla como el mole y las miradas casi de auxilio que a veces cambias con los pasajeros de otros rutas. Como ya dije me molesto esa actitud de las personas, sentí que esos curiosos eran incapaces de sentir la mínima empatía con las bestias enjauladas, pensé en lo tonto que es el hombre. La caravana terminó y justo detrás le seguía otra. Una cerveza promocionaba que por el sólo hecho de consumirla, te sentirías en la playa, para lo cual colocaron a unas modelos en unas celdas de plástico, igualito que los del circo a los animales, excepto por lo barrotes, al frenarse un nuevo grupo de curiosos se aproximo a ver lo "buenas que estaban las modelos", esto último me demostró que cuando crees que el hombre no puede ser más imbécil siempre se supera, sólo pude sentirme desconcertado.