jueves, 17 de septiembre de 2009

Casualidades

El auto salió del estacionamiento del hospital. Un segundo después un guardia corría para alcanzarlo con la olvidada mochila en la mano, la niña la echara de menos, pensó. La mujer lo vio por el espejo retrovisor, maldijo y pisó el acelerador. Un minuto después el policía se convertía en héroe y la única victima de la explosión.

viernes, 11 de septiembre de 2009

... y otros demonios

Cuando me dijeron que si alguna vez quería ganar un concurso o ser publicado en alguna revista, la que fuera, debía escribir un cuento que hablara sobre lo que todos escriben: vergas y coños, dijo mi amigo asintiendo con una enorme mueca de seguridad propia de quien ya ha ganado un premio por escribir sobre eso, vergas y coños. Efectivamente Raúl hace un año había ganado el premio de la escuela por escribir una novelita de una pareja de lesbianas de la alta sociedad que terminan por cambiar sus gustos a los heterosexuales después de hacer el amor con extraños visitantes extraterrestres con súper poderes sexuales, quienes al final del libro se descubren como choferes de combie. Los críticos vieron la fuerza expresiva que tenía su obra y alabaron su compromiso de combate social al derribar y desenmascarar los status quo dominantes. A mi simplemente me pareció pornografía, incluso mala, en eso de criticar porno yo era experto. Me la pasaba viendo ese tipo de producciones día y noche desde que me había divorciado de Andrea.
Anímate y veras, tú tienes un chingo de experiencia en eso, me dio unos golpes de apoyo en la espalda y se bebió la cerveza que quedaba de un trago, sólo tienes que escoger un buen tema, algo que sea escandaloso, por ejemplo escribe de la vida de alguien que se masturba viendo el animal planet o de un tipo que esta obsesionado por los coños de mujeres negras y que terminen robándole o matándolo, algo así, tú me entiendes, escandaloso, bueno, te dejo. Terminó de decir mientras tiraba un billete de 20 varos para cubrir el importe de 6 cervezas que había bebido, lamentablemente yo no lo noté hasta que llegué a la número 8 y quise salir del lugar.
Obviamente no cubrí la cuota, intenté dejar mi celular en prenda, el encargado, ya bastante borracho y moto, su ropa apestaba, gritó: ¡Estoy hasta la madre de gente como tú, hijo de la chingada! ¡Pártanle su madre! Le dijo a los meseros, me sacaron a la calle y de no haber pasado una patrulla, juro que me hubiera chingado a los tres, eso pasa cuando crees que los meseros hacen lo mismo que un buen golpeador, sobre todo cuando los meseros son un montón de muchachos de prepa sobre explotados. Terminé en la cárcel, rumiando mi coraje, le dije a los policías que no había quien me sacara y como ni el dueño ni los apenados y apaleados meseros me levantaron cargos pasé mis tres días en la delegación por desorden en la vía pública.
Tiempo necesario para poder reflexionar y construir una buena historia de vergas y coños, siempre me he querido ir de vacaciones, pensé, este es buen momento. Experiencia, me había dicho Raúl. Mis dos novias anteriores a Andrea por extraño que parezca, después de terminar conmigo se habían convertido en lesbianas. Escribir sobre eso no era buena idea, me imagino lo que dirían de mí cuando se publicara, tarde o temprano alguno de mis amigos lo descubriría y las burlas serían eternas, ya los imagino diciendo, pinche mono eres tan guey que las vuelves tortillas, definitivamente debía de cambiar de amigos.
La primera me había dejado por una chava que acababa de hacer un doctorado en herbolaría en la sierra con algunos chamanes, que según ella, conocían el universo y habían viajado por él, lo único que conocían era la manera de bajarles el varo y acostarse con ellas, el caso es que mi novia estuvo maravillada con ella durante una fiesta, la susodicha preparó un montón de peyote y yo terminé en urgencias, intoxicado y ni siquiera había alucinado, la que sí alucino, efectivamente, fue mi novia. Al año de que me dejo me enteré que habían terminado después de que en una sobre dosis, ambas habían compartido la cama, pero del hospital.
Mi segunda novia, fue todo lo contrario me dejo por una mujer con bastante dinero y bastante guapa. Meses después me seguía masturbando pensando en ellas dos juntas. No hubo engaño, ni lo descubrí de mala manera, sólo me dijo, me he enamorado de otra persona, es una mujer y es…, yo no objete nada y mi única suplica fue que se grabaran alguna vez y me reglaran el video, a lo que respondió mandándome directito a la chingada. Al poco el marido de la mujer se enteró de la infidelidad, pero quién es capaz de entender esto del deseo, no hay dudad de que es fluctuante, en vez de hacer un escándalo ahora son uno de los principales defensores del poli amor, y de las familias no convencionales, lo último que supe es que darían un discurso en la cámara de senadores.
Andrea era otra cosa, la mujer de quien más me he enamorado en toda mi vida, la más hermosa y bella, tanto por fuera como por dentro. Era todo lo que había pedido, o al menos eso creía. La relación fue muy diferente y no tuvimos sexo hasta por lo menos dos años después, ella quería que fuera hasta después de la boda. Cuando me lo dijo, yo sólo pude pensar… Estás pero bien pendeja. Pero al poco tiempo me di cuenta que ese cuerpo, esas maneras y esa forma de cocinar valían la pena. Durante el primer año gasté una buena parte de mi quincena en los muebles, preparativos, quedar bien con su familia y putas. El segundo año lo pase pagando, otra mayor parte de mi quincena, en un tratamiento contra una infección que agarré en cierto burdel de la ciudad.
Al fin se cumplió mi anhelado sueño, la noche de bodas sucedió por primera vez después de que sudamos y nos corrimos un sinfín de veces, de que mis dedos entraron por cada agujero de su cuerpo, de que nos bebimos hasta quedar agotados, exhaustos y felices. No sólo había valido la pena esperar, había sido muchas veces mejor. No podía creer todo lo que estaba sucediendo, era feliz como nunca había sido. La abracé y ella se durmió sobre mi pecho.
El primero pensé que era normal, incluso el segundo, me conformé con el tercero y pensé que tal vez sólo se tratase de los nervios, la cuarta, quinta y sexta flatulencia que habían ido en aumento me desconcertaron, sólo será esta noche, recuerdo que pensé, tristemente no fue la única, cada noche se repitió durante un mes. A las dos semanas el sexo perdió el encanto y apenas podía dormir. En el trabajo me despidieron y la única forma en que podía dormir era emborrachándome hasta los huesos. El olor era insoportable, parecía impregnar la habitación y no sabía como era posible que ella no despertara con tremendo escándalo. Cuando hablé con ella de que teníamos un problema ella sólo argullo que se trataba de una excusa, que era impotente y que de seguro tenía una amante.
Por lo menos pude volver a dormir cuando me mude al sofá, al final del segundo mes todo terminó, los papeles del divorcio me devolvieron a la realidad, me sentí derrotado, sin empleo y sin mujer por algo tan trivial como unos pedos. Lo único que me reconfortó fue la larga bocanada de aire que aspiré cuando finalmente el abogado de ella me dejo en la calle, a los dos meses ella se casó con él y yo terminé en la cárcel pensando en que escribir. Salí a los tres días estaba totalmente perdido lo único que había hecho en tres meses era ver porno y beber en ese momento como un ángel Raúl se comunicó conmigo, te conseguí chamba, me dijo antes de que yo le mentara la madre, ¿Te gustaría hacer reseñas para películas porno que se enviaban al extranjero?, los films viajaban a Europa con la etiqueta de exóticas del tercer mundo. En un viaje por España, pagado por la productora, conocí a mi segunda esposa y a las ladillas.