lunes, 29 de noviembre de 2010

Pesadilla

Pobre diablo ese de Polidori, mira que ocurrencia, inventarse este jueguito de escribir una novela de terror que sea capaz de ponernos los pelos de punto, hasta de parar el corazón, sólo para molestarlo. Pero quien soy yo para criticarlo, que me veo obligado a revivir a cada momento ese suceso. Yo, al único que de verdad olvidó la historia y que ahora trata de recordar, de revivir. Como dije el juego empezó por continuar la burla contra Polidori, todos sabíamos que quería ser poeta, que por eso estaba obsesionado con Byron, que lo seguía a todos lados como un perro faldero, que lo odiaba, pero amaba lo que representaba, lo que él no sería. Todos queríamos leer lo que escribiera. Mary ya con el apellido de su esposo escribió esa terrorífica historia donde jugó a ser dios. Byron y su esposo apenas esbozaron sombras en la noche, tal vez por miedo. Y Polidori… nos presentó al primero vampiro. Hablando de eso, no me he presentado, ¿debo hacerlo? creo que no es necesario, los muertos no tenemos nombre, por lo menos lo olvidamos hace mucho.
Pero algo es seguro, yo estuve ahí, riendo, jugando a sus juegos obscenos, una orgía de cuatro nunca es divertida. Bebimos y vivimos, mientras en nuestra mente se gestaban demonios. La lectura de viejos textos olvidados nos dio la excusa perfecta, para idear la burla. Al terminar la cena cada quien partió a su habitación, yo fui acompañado por una de las criadas encargada de perpetuar mi descendencia bastarda, pero viva. Cerca de las tres de la mañana lo escuche, reptando por las paredes. Observando nuestros cuerpo desnudos y húmedos. Una ser tangible, hecho de pura maldad me observaba, yo lo sabía y tenía miedo. Me levante apresurado, hice que la empleada saliera luego de encender la luz y de hacerla jurar que no diría nada bajo pena de que la asesinaría, ella entendió muy bien después de unos puñetazos. Nunca fui partidario de andarme con sutilezas como las bofetadas. Busque lo que había escuchado reptando por la pared. Como pueden imaginar: nada. Era lo normal, lo esperado, sino no sería un arquetípico cuento de terror decimonónico.
Volví a dormir y el ruido volvió, llegue a pensar que se trataba de los otros haciendo una broma. Me puse de pie, oscuridad, nada más que eso. Me senté en la cama esperando entender el mensaje oculto de ese ruido, pues definitivamente me había dado cuenta de que se trataban de susurros. Ecos que no correspondían a este mundo, a esta realidad y mucho menos a este tiempo.
Los escuché largo tiempo, al amanecer, me senté a la mesa y escribí la obra que presentaría esa noche para la lectura, después de leerla fui expulsado del círculo de amigos por lo tanto se borró mi nombre de la historia. Pero algo en su rostro me avisaba, que no me olvidarían y menos, mis letras, sus tristes finales ya los imaginaba. Se que esas palabras se habían diluido en la sangre de Polidori y alimentaban sus terribles envidias que gestaron al vampiro, mientras que a Mary le asentaron la depresión que la llevaría a crear su monstruo, ambos hijos míos y de ese susurro en la noche. Todos conocemos el final de esos pobres desgraciados, el mío por otra parte se mezcló con el olvido.

viernes, 12 de noviembre de 2010

lo que la ciencia no puede responder

Si el pato Donald nunca usa pantalones, ¿por qué cuando sale de la ducha siempre trae amarrada una toalla a la cintura?

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Matemáticas

En la máxima expresión de su ser entendió que no era más que un número negativo.